Imagina tu vida sin sonidos. Una vida en la que jamás hayas escuchado a tus seres queridos, tus canciones, series o películas favoritas. ¿Cómo crees que sería?

El 30 de noviembre del 2000, nuestra protagonista llegó al mundo. Para respetar su privacidad, la llamaremos Nadee. Cuenta que, a los dos años, una infección bacteriana alteró sus niveles de bilirrubina y con ello, apareció un desafío adicional: una discapacidad auditiva.

Esto afectó su cuerpo y mente; su desarrollo se retrasó y no pudo avanzar al ritmo esperado. Menciona que, debido a esto, sufrió años de bullying y exclusión por parte de otros estudiantes. Incluso, algunos docentes, en lugar de protegerla, la trataban con desprecio o hacían la vista gorda frente a su condición, según relata.

Nadee confiesa que ha pasado noches enteras reflexionando. “¿Por qué me tratan diferente? ¿Por qué no encajo? ¿Acaso no son mis compañeros?”, eran algunas de las preguntas que rondaban en su mente. Sin embargo, su madre no pasó por alto su dolor; siempre la apoyó y estuvo a su lado.

A pesar de todo, Nadee no se rindió. Se mantuvo positiva. No se dejó llevar por los comentarios negativos y siguió luchando. Pronto descubrió que su único enemigo era ella misma. Tomó la decisión de enfrentarse a su discapacidad. Desde ese momento, entendió que aquellas etapas y experiencias, por más dolorosas que fueran, forjarían su carácter; que todo formaba parte de su existencia y que aceptaría su realidad.

Desde pequeña, el dibujo siempre fue su pasatiempo, una forma de expresar sus emociones. Así que, cuando se graduó de la secundaria, decidió aprovechar su talento artístico y estudiar diseño de interiores, una carrera por la cual siente una profunda pasión. Ahora, Nadee disfruta de su carrera y de un grupo de amigas que la hacen sentir incluida y amada.

Nadee comenta que, aunque su vida cambió de rumbo, cada historia es única. No todos tienen la fortuna de contar con una familia que los apoye en toda circunstancia. Ella se siente agradecida por el privilegio de poder avanzar e independizarse, de tener control sobre sus propios logros, pues es consciente de que muchas personas no logran esa libertad y son rechazadas por la sociedad.

El mensaje que Nadee quiere transmitir a las personas con algún tipo de discapacidad es que deben armarse de valor y afrontar sus desafíos. Ella recuerda que no siempre serán tratadas con igualdad, pero eso no debe afectarles. "Los comentarios hirientes carecen de valor. Acéptense como son porque Dios los creó y los hizo perfectos ante sus ojos. Esa es la clave para seguir adelante", agrega.

Para el resto de las personas, Nadee pide compasión y paciencia al tratar a personas con discapacidad. Su anhelo es una sociedad capaz de ser empática, donde no se excluya a nadie por su condición y donde haya respeto, pues todos tenemos los mismos derechos. Ella confía en que el mundo, incluido su amado Panamá, podrá transformarse algún día en un lugar más inclusivo.