Mi origen: de la debilidad a la fortaleza

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Angelina Chen

Siendo esclavizados, no sobraba ni un ápice de libertad entre los negros africanos traídos como esclavos a América en el siglo XV. Los más fuertes persistían en mantenerse en pie. Seamos honestos: cuando uno se cansa, se estresa. Imagina lo estresante que debía ser para aquellos que fueron forzados a sufrir en silencio. Pero nuestros ancestros resistieron y se rebelaron. Sus costumbres han trascendido hasta hoy, y sus aportes se han convertido en un legado de nuestra identidad.

El caso de la cultura afrodescendiente en Panamá ha sido sublime y trascendental. A pesar de los incomprensibles maltratos que sufrieron los africanos a manos de los amos españoles, llegaron a amar el país y a compartir sus tradiciones de generación en generación hasta nuestros días. Durante los años 1500, fueron explotados y obligados a realizar todo tipo de trabajos forzados en las minas, el transporte de mercaderías y las plantaciones, según Luis Diez Castillo, autor del libro Los cimarrones y los negros antillanos en Panamá. La valentía y la fuerza que demostraron los negros africanos frente a los europeos fueron admirables.

Desde la sublevación, la burla, la sensualidad y la percusión, surgió una cultura, una danza y un nuevo género arraigado en la relación del negro con la tierra. El congo aportó riqueza, alegría, sabor, aroma, vida y color al país. Sus manifestaciones fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018.

Otra danza popular que muestra la herencia africana es la cumbia. Se caracteriza por movimientos suaves, delicados, sensuales y atractivos, con un fuerte enfoque en la cadera. Además, emplea instrumentos musicales como tambores, flautas y maracas, reflejando también el aporte de los indígenas y los españoles que habitaban el istmo.

Por otro lado, se encuentra el calipso, traído a Panamá por los primeros inmigrantes afroantillanos, quienes llegaron al país en el siglo XIX de forma voluntaria para laborar en la construcción del ferrocarril y luego en el Canal. El calipso tiene su origen en Trinidad y Tobago, fusiona diferentes tipos de danzas y se distingue por su ritmo contagioso, amplio y único.

Volviendo al siglo XV, bajo el sol ardiente y siguiendo las órdenes de sus superiores, los negros africanos contribuyeron al desarrollo económico a través de la producción de azúcar, tabaco, algodón y otros cultivos. Demostrar fuerza y orgullo no fue tarea fácil; cualquier persona común se habría rendido hacía mucho tiempo y habría perdido la confianza en sí misma, pero no fue el caso de ellos. Esto demuestra cuán perseverante puede ser una mente clara y objetiva. Al fin y al cabo, la persistencia es el poder que nos permite alcanzar nuestras metas.

La historia de los afrodescendientes en Panamá es un testimonio de la fuerza y la riqueza de la diversidad cultural. A pesar de su pasado de esclavitud y adversidad, han contribuido significativamente al país. Su legado es un recordatorio poderoso de la importancia de persistir, mantener la cultura viva y buscar un futuro mejor. A medida que Panamá avanza hacia un porvenir más inclusivo y equitativo, es esencial honrar y celebrar la herencia de nuestros ancestros, reconociendo que la diversidad y la tenacidad son las mayores fortalezas de la nación.

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